29.6.14

Semis

Hoy no pensaba hablar de futbol, ¿que él hable de mí?, no. Pero es complicado, mi memoria es endeble y ya no recuerda cómo era eso de amanecer sin prisa para ver el partido en turno. ¿Sería como hoy? Qué horror. Creo que anoche estaba jugando el Azul contra el Guadalajara, qué clase de doctor recetaría tan pésimo placebo. Yo me receto otros, al menos hoy.

En el Canal 22 están pasando una especie de documental sobre los rebeldes del futbol, antier le tocó al equipo del FLN de Argelia, equipo que se formó y anduvo de gira por algunos países buscando la independencia de Argelia. Ayer le tocó al brasileño Sócrates (tremendo personaje). Hoy no lo vi.

Lo de hoy es lo de ayer, lo del día anterior. Si de chiripa, de rebote o sin querer llegaron a este blog, es casi seguro que han llegado a sitios más interesantes y, de una manera u otra, conocen el resultado de las semifinales del mundial. Pero da igual, les cuento: por un lado, y como lo dije antes, el equipo que parecía más Brasil que Brasil mismo arrasó. Nomás fueron 7 goles contra 1. En el segundo partido, un partido mucho más peleado y reñido que el anterior, tuvo que definirse desde esa manchita que tanta pena le causa a los mexicanos y que se encuentra a sólo once metros del siguiente paso.

Salvo el técnico alemán comiéndose los mocos y el hijo de Robben llorando por la piscina no llenada para su padre (con todo y lluvia), no creo tener mucho más que agregar a lo que ya todos han leído o pensado.

Hasta la próxima.


28.6.14

Cuando el mundo está al revés

Hace poco más de 120 años, justo en junio, llegó a Nuestra América. Seguro nadie se imaginó, aquella tarde en que empezaba a caer la noche sobre el siglo XIX, todo lo que sucedería después: tanta historia, tanta magia, tanto sentimiento. Es difícil de explicar, pero en estos días aparecen gratos ejemplos, y los gigantes de otros días están ahí, latentes.

Creo que después del amor (bien o mal dado), de la luna y las estrellas, de la fiesta, del grito de protesta y apoyo, de la tragedia y la melancolía... después de todos estos temas, el futbol ha inspirado más canciones que cualquier otra cosa, quizá mi conocimiento musical sea pobre (¿quizá?) pero así me parece. Tal vez esto se deba a que el balón inspira y aglutina todos los otros temas, todos los sentires. Y quien me lo discuta es porque no ha tenido la dicha de gozar y sufrir (a veces en un mismo partido) por un equipo.


En mi pueblo no deja de llover y yo no dejo de recordar y de darle vueltas a todo. El plus que significaba jugar bajo la lluvia, cuando todavía jugaba (dónde quedó esa playera de Argentina que, cual equipo cementero, nos dio tantos subcampeonatos, y qué fue de aquellos delanteros, de nuestro Sinuhe "Roberto Carlos", de Ronaldinha); viene a mi mente los días de natación, pero sólo los interrumpidos porque, de alguna extraña manera, nadar bajo la lluvia no era posible; vienen los días que compartimos bajo lloviznas y torrenciales aguaceros, la lluvia de tu cabello en mi rostro; viene Tlatelolco y reconciliaciones breves, viene el Centro reflejado en los charcos; autos varados en la carretera que se volvía (todavía) piscina; mi cuerpo empapado y tus ganas de, a pesar de lo escurrido, un abrazo mío. Villoro habla en un texto reciente sobre los cien años de soledad y el aguacero del México-Camerún, del diluvio y los árbitros colombianos... Yo pienso en tantas lluvias chiquitas que se bastan con dos ventanas abiertas y que aun cerradas inundan sentimientos. Y en los míos y los tuyos y los nuestros.

Hoy escribo porque no hay futbol, porque no hay con quien discutir sobre la polémica en turno, sobre los barriles de petroleo, sobre tanta "lady" que aparece sin hacerle sombra. He visto goles hasta el cansancio y, en este respiro, me pongo a hablar de ellos.

Tanto que decir y tan tarde, tanta lluvia. Iba a incluirme en ese debate sobre la enajenación que el futbol causa en países como el nuestro, pero no hay tiempo ni ganas de convencer de nada a nadie. Como antes dije, quien se atreva a afirmar sin más que el futbol no es sino sólo otra manifestación del opio del pueblo, que no hay más que enajenación y fanatismo, es porque, definitivamente, no sabe mayor cosa del futbol, para bien y para mal. Me viene a la mente C. Ronaldo, Drogba, el mundial del 82, el reciente castigo a Luis Suárez y el antidoping a Costa Rica. Enajenación positiva y negativa, caen en lo mismo pero más feo. No diré más.

En la cabeza se me agolpan temas, recuerdos e historia. Pero el sueño se impone, siempre gana y por goleada. Estas líneas son apenas "las de la honra".

En unas horas empiezan los esperados octavos de final de la copa mundial de futbol, esa copa que tantos gritos de gol y de protesta a convocado en Brasil. Octavos de final que muchos ya llaman copa América. Pensaba avisarles desde ya quiénes van a ganar y quién será el campeón, pero qué quedaría sin el efecto sorpresa, además ya hay adivinos de sobra y lo mío son los horóscopos.

Ahora tengo un encuentro definitorio en ese partido que muchos llaman la vida diaria. Ya me arroje con la cabeza de frente, no tengo la habilidad de van Persie pero quién sabe, el balón sigue en el aire y el público guarda mortal silencio, incluso la lluvia se detuvo, como hace más de 120 años, cuando se jugó, en Buenos Aires, futbol por primera vez de este lado...


No soy barrilete pero soy zurdo y tampoco sé de qué
planeta vine. Nomás me acuerdo...

14.6.14

Ruben


Intentó llamarla temprano. Primer intento: el saldo de su amigo se ha agotado; segundo intento: línea ocupada. Pasaron los minutos, demasiados  para su gusto, esperó, esperó… Volvió a marcar, lentamente, cada uno de los diez dígitos: cinco, cinco, seis, cero… terminó de teclear y esperó: ring, qué pinches nervios, ring, ¿y si nadie responde?, ring, ¿y si no responde ella?, ring… la llamada entra: sonríe.
*
¡Primer golpe! Abren la puerta, ella, sonrojada,  sorprendida, descuidada, abre la puerta. No sabe qué responder, él interroga, cuestiona, recuerda días pasados, ella espera unos segundos… Se lanza como si el Bolshoi la observara, como lo hacía en sus sueños, como nadie más podría con esa idea redonda, perfecta que viajó cincuenta metros: ¡Estoy ocupada!
Él palidece, languidece, el resto fue un carnaval. Sus cuestionamientos y preguntas fueron resueltos, una y otra vez. Con elegancia, de rebote, por sus descuidos, con magia, pura magia, y se acabó la discusión. En todos lados hay revancha, no importa el tiempo, en el lugar menos pensado, de la forma más humillante. La madre llora, él agacha la mirada, se va.
*
¡Alexis!, gritaban en la calle, él respondió como en tierras catalanas, de forma digna, simple y contundente: Aquí estoy.
Llegó la hueste del continente más apartado, atacó, quiso reaccionar, pero en el barrio, allá en el sur,  no hay manera, no había manera. Tres golpes, una respuesta y knock out.
*

No lo vi todo, nadie puede hacerlo, pero, entre comerciales, cabezas y desencuentros la magia existe, aparece. Se puede negar a veces, se puede entregar por partes, justa o injustamente, con resultados bochornosos o a pesar de ajenas colaboraciones…. En la combi un tipo desesperado vomitó por la ventana, el resto de los pasajeros, casi en su totalidad iban ebrios, de amor o de alcohol, 50-50. Yo cantaba a Delafé y me preguntaba a qué selección apoyaban, si a todos nos fue tan bien/mal; el camino es largo y tantos goles los resiente uno como arañazos en la cara. Y apenas van dos días.

Brasil 2014


Medio centenar de detenidos, obras a medio concluir: la fiesta comienza en medio de protestas, corrupción y samba. Estamos en Brasil, junio de 2014.
Inauguración, lo vemos desde las pantallas que están situadas en las afueras del estadio, ¿quién fue el aventurado que pagó por ver el festival de primavera en vivo?, a quién se le ocurrió.

Entre playbacks, cantantes que no cantan ni bailan y un estadio a medio hacer comienza la injusta justa mundialista. Suena el himno croata, le sigue el brasileño, esa versión corta que no resulta suficiente: el estadio sigue cantando hasta el fin, me pregunto cuántos se sabrán acá el patria, patria, tus hijos te juran… yo no.

Tres palomas son liberadas y auguran el resultado, el balón rueda.  Visten como tecolotes pero miden el doble, se atreven y toman la delantera; la gente estalla, por un lado, el más pequeño, en gritos eufóricos, por el otro, un país entero, en silencios y dudas. El tiempo pasa.

Chamaquito, apenas un niño, sin duda más joven que todos los que lean esto, aparece, la alegría vuelve, la ayuda no se hace esperar desde las tierras zen de oriente. Tantos millones, tantos gritos, tanto ruido previo y tanto dinero no podía quedar mal.

El mundial empieza.


En México, no digan que no digo, la otra justa va sobre las reformas secundarias,  algunos culpan al fut, otros a la clase política, los más hacen mutis. No importa el marcador de hoy, el de mañana, no se ve por dónde ha de ganar México, no digan que no digo, ni culpen al esférico (no al pateable… no al balón, pues).


11.6.14

Nunca fui portero

También, como Ignacio González, no el futbolista (aunque no juega nmal el león guanajuatense), he buscado mancarme de alguna manera. Resultó que ya estaba bastante mancado y no había mucho por hacer.
   Por acá me recuerdan que apenas falta una semana (hoy un par de días) para que dé inicio la justa mundialista del deporte más hermoso del mundo. En la banca estoy y me siento manco. Sospecho que la mitad de la selección (mexicana al menos) se siente igual. De qué otra manera se podría sentir ese breve ejército que sabe las ilusiones de un pueblo desilusionado sobre sus hombros.
   Los hacen creer gigantes cuando en realidad son apenas molinos de viento, de esos que resultan imprescindibles pero infactibles en la tierra que del oro negro (ese desgastado y en vías de extinción) depende tanto.
   Me quise mancar y me descubrí en un país de mancos. Y todos saben que en país de mancos el portero es rey. Pero, aun así, me quise manco y la realidad me dio un balonazo en el rostro, rostro egoísta y de frágil memoria.; pero, qué se puede esperar de alguien que vive en un país que apenas sabe medio escribir y medio leer. Habría que empezar por el ABC que nos enseñaban en la primaria, o antes.
   Pero no hay manera, saltamos de la guardería al mentado bullyng, de las reformas a los circos, de los halconazos al chisme de los espectáculos. Cuánto por recordar, cuanto que se nos pasa de la noche al alba. Incluso esta entrada en mi blog a ratos se me presenta más como un berrinche por no tener mi álbum mundialista que como otra cosa. Cada quien se manca como puede y como su situación se lo permite.



Ya habrá otro espacio para divagar, por ahora mi cabeza ya sólo atina a repetir una cancioncita que escuché en la primaria. Es curioso, según Youtube (después de 16 años la vuelvo a escuchar), la canción que un compañero mayor que yo por dos años cantaba mientras estábamos formados para participar en una justa, no mundialista sino “del conocimiento”, tenía cuatro años de antigüedad. Supongo que fue un éxito enorme y por eso duró tanto tiempo en su cabeza. También sospecho que yo era más distraído o no prestaba atención a los comerciales de Tecate. Pero bueno, como dije, hasta la memoria la tenemos mancada. Como no soy envidioso, les dejo esa canción: 

Salud.