30.11.10

Cruces.

No hay nadie, ni almas ni cuerpos ni razón...

Di-vago y aparezco.

Cada vez entendía menos y eso le causaba un placer insano.

Hablaba de si como si fuera otro, como si pudiera desprenderse y ver todo desde otra perspectiva. Escribía sin sabes el qué, mucho menos el cómo o el porqué pero se divertía.

Ella existía, gracias al Dios que es todos y a la vez no es nada lo hacía, existía y se contoneaba por la vida como si algo le hubiera informado que ella era la única, la definitiva.

Así pasaban los días, entre desprendimientos y contoneos, entre frases domingueras y clases sin sentido. De prono todo dio un giro...

Era el once, muchos muertos, que más de si era Marzo o Septiembre, los cadáveres apestan igual, las lagrimas escurren para abajo todo el año, en todos lados.

Era verano u otoño, el sol quemaba como siempre, se podía sentir la piel en proceso de cocción, el efecto invernadero preparando las pieles para el manjar zombie.

Era el reino hongo, era el pleroma, el abismo, la nada que le da sentido a todo. La princesa me rescató a mi, disfrazada sensualmente de plomera, claro está.

El tiempo pasaba como si no mereciéramos disfrutarlo, cuando nos levantamos de la cama el 2012 ya había acabado con todo, incluso nos besamos y fue imposible reconocernos entre tanta agitación. Ya después nos re-conocimos y los desprendimientos se siguieron a los contoneos.

Polanski, Buñuel, Kubrick, Fellini...

Corcobado.

...y todo acabo con el repiqueteo del teléfono que anunciaba la hora, que más da el tiempo, la estación, la fecha, el abismo, el fin del mundo, qué más da!