9.8.14

Tequisquiapan

Antes debió pasar un sueño de apenas dos horas, carreteras en remodelación, federales que no dejaban de ver los números de serie y una parada en el camino pa' desayunar barbacoa. Finalmente, tres horas después de cerrar con llave la casa, llegamos al segundo lugar más visitado de Queretaro, según.

Nos recibió un muerto y no lo digo por Hidalgo (su estatua estaba muchos kilómetros atrás), había una procesión a media calle, sin querer los acompañamos hasta donde el carro podía acompañar. Después de varias vueltas apareció el estacionamiento y de una hielera sacaron el papelito que marcaba nuestra hora de llegada.

Apenas después de una calle recorrida, nos intercepto un niño, morenito y parlanchín, como de 8 años, nos convenció, con marimba de fondo, y pagamos por el viaje en tranvía. Caminamos un par de calles más rumbo a él; ya sólo nos esperaban a nosotros, subimos y enseguida partió.

Como diez pasajeros más, la mayoría parejas, un par de hermanas y apenas un niño. El chofer-guía contaba más chistes que datos "turisticamente interesantes". Quizá pasamos más tiempo en las paradas probando quesos y vino que en el tranvía. El lugar es pequeño, por donde fuimos regresamos, las mismas calles, la información repetida, en Coyoacán nos pasó lo mismo, eso de hablar cual grabadora provoca esas cosas.

En el centro hay una iglesia (les debo el nombre), de principios del XIX, estaba en remodelación por dentro. Sus adornos no eran muy ostentosos, los feligreses llegarían más tarde, vestidos de negro. Frente a la iglesia una plaza, a su izquierda una fuente sin agua, a la derecha una cruz de metal, en frente un kiosko alto rodeado por bancas y jardineras. Lo que uno espera en lugares así, pues. Calles limpias, vendedores de canastas y dulces, turistas, aunque no muchos y un oxxo demasiado cerca.

En los mercados de artesanías el mero mole es el ópalo y cositas de mimbre, en la casa de cultura dan cursos para aprender a tejerlo. La gente, al menos los que atendían los puestos y los que pasaban por ahí eran bastante amables. Por ahí me regalaron algunas bonitas sonrisas y una plática accidental. Casi en la salida un "sólo quiero que seas buena, que pienses lo ue haces y trates de ser una buena persona siempre" sonó de los labios de una madre que regañaba a su hija justo antes de ponerse a llorar con ella. Con dos llantos bastaba así que seguí mi camino.

Ya querían comer pero yo, como buen remedo de ñoño dije que los alcanzaba después, había visto la librería "Rulfo" y quise echarle un ojo. Estaba bastante surtida, desde los clásicos libros de vampiros hasta algunas otras curiosidades que no tiene caso mencionar. El dueño, Armando (les debo el apellido), resultó ser bastante amable y charlador, me hizo descuento y se ganó mi corazón, bueno no, pero su ayudante sí, bueno tampoco, pero caen bien. Compré un libro de Arlt y otro de poesía escrito por De las Casas, un autor de San Juan del Río, Queretaro.

Regresé a presumir mis adquisiciones y a comer algo. Mientras tanto, algunos turistas, la procesión siguiendo su camino rumbo al panteón (supongo), la marimba, insectos raros que hacían gritar de muerte a la niña de atrás y unas cheves para el calor, que no era poco.

Quizá podría ahondar más en algunos detalles, describir mejor el paisaje (desde la avenida principal se puede ver Bernal), o contar otras cosas, pero ya es tarde y el regreso largo (más si tomamos otro camino y el tráfico acompañado de aguaceros se atraviesa). Mejor les dejo uno de los poemas que encontré allá, un fragmento nomás:

Niña de Zimapán

Niña de Zimapán: ojizarca y dulce.
Trigueña. De silenciosa mirada;
ardiente y lejana.
Nostalgía de las entrañas
bellas, de la fusión de razas.

Eres como sombre deseada,
perfume incierto y nostalgia.
Eres flor de tierras quemadas:
flor de mirto, flor de biznaga.
Sedienta de amor y de ansia.

Tu vida de sueños se alarga
ente suspiros de lunas blancas
y tejes tu madeja incierta
con hilos de esperanza.
[...]




Tequisquiapan, julio de 2014.

Les sigo debiendo el nombre


Según se veía la peña de Bernal, no sé por qué se mueve...

6.8.14

Breve, empezó julio y lo saludamos todos

*Me descubro sin ti, me cobijo en la memoria y llora toda la noche del quizá.

*Mientras dura todo el dolor es un chiste, después la risa es salada y la nada amanece.

*Urna de esperanzas y sueños que sabemos imposibles, la democracia y este simulacro de amor.

*Te escribo sin parar y las hojas no llegan a ti, es el otoño.

*Esta raza cósmica extraña los polvos de tu eurocentrismo.

*Se supo prendado de una mujer de época distinta a la suya, no hay Historia que pueda con eso, medio siglo de distancia, cien poemas de silencio.

*Quién me lee la mano y ese lunar que apareciste. La M de la palma, ¿qué significa?

*Y esa magia de escuchar, pensar, ver o sentir algo y pensar en ti, ¿cuándo se acaba, cuál es el truco?

*Esta noche me abrazo solo y tu perfume, necio y puro, se interpone entre yo y la nada.

*Sentir tanta dicha y no poderla disfrutar como lo hacen los demás.

*Tus jadeos, sus juditas, mi deseos y aquellos sueños ajenos, se me va la vida en ello.

*Y toda la vida cabe en esta carpeta, algunos megabytes y tu nombre, abreviado.

*Ojalá la ortografía bastara para el amor, sobran errores de redacción, conjunciones erradas.

*Ojalá fuera blanco para entender, quizá, esta vida criminal y decolorada.

*Un beso tuyo es la calma a la que aspiran los condenados.

*Suena el silencio de la noche y te pienso, melodía perfecta mía, eres grillos cantando.

*Trato de escribir y la noche tiñe el papel de recuerdos, la palabra no alcanza.

*Este recuerdo mañana será... ¿qué?

*Alguna vez serán míos aquellos labios, mientras tanto: silencio...