21.2.13

El amor es submarino*


El amor es submarino,
oscuro como el abismo,
profundo: sus lejanos ojos.

La humedad se adueña de los sentidos,
salado delirio del pacífico tus labios,
voz maldita estremeciendo lirios,
eres pez, mujer, Daleth,
realidad y fantasía por igual.

Ingenuo, te busca extraviado,
la marea es su brújula
y tu aleta el puerto de llegada;
Zaid te anhela en la penumbra,
llora, grita y rabia,
lo motiva el candor de tu mirada:
esperanza.

El amor es submarino,
un beso, sacrificio.
Es buscar sin ver delante tuyo,
atreverse y perderse en la noche oceánica
encontrarse en el recuerdo
en el unisono palpitar del sentimiento.

Así pasen diez, cien o mil años
así la búsqueda no ofrezca consuelo
ni aparezca ella mas que en sueño,
Así pase lo que pase Zaid persiste
y percibe a Daleth dentro suyo,
en lo profundo.

El amor es submarino
perfecta penumbra,
delirios, peligro.

Ahogarse en tus labios-marea, perderse en tu profundidad salina...

*Inspirado en un cuento que no me pude fusilar.

3.2.13

Y seguiré y seguirá


He dicho te quiero tantas veces:
al oido, en suspiro y francés.
Te lo he dicho a gritos
con silencio, de la mano,
temblando por el frío
por la sed que tu cuerpo
me hace padecer.

Lo he dicho tantas veces
pero callo las más,
no por economía o flojera,
es sólo que mi cara pintada
por esta enorme sonrisa
debería decírtelo todo:
mira bien, no hay tanta prisa.

Sigo hablando a la luna de ti,
de este indescifrable sentir.
Le cuento tus visiones y pesadillas,
le hablo de las mías,
esas breves eternas
fantasías,
esas en que apareces,
eterna como tus ojos,
perfecta, como a mi antojo.
Le hablo de ti sin freno,
hasta que su último brillo me toca
cambia la página nocturna
y en mi cabeza reescribo,
recreo y vuelvo a comenzar,
siempre con un Te quiero,
no vaya siendo que te dé por olvidar.

Como un supermercado...


El problema de este empeño mío no es la aparente caída en una necedad sin razón, sin pies ni cabeza. No es el clásico "estás viendo y no ves". No.

Todo esto se reduce a la común y terrible limitación del lenguaje (digo lenguaje para no decir "limitación mía", aunque supongo, y algunos lo dicen, nos pasa a todos, en algún momento). He conocido a muchas personas que me dicen cosas como: "si tan sólo él supiera lo que siento, si pudiera expresárselo con alguna palabra, con alguna frase" o "sé que puedo, lo tengo todo en la cabeza, es sólo que no sé cómo expresarlo, cómo darme a entender con esas gentes."

Y sí, ya sea que uno busqué obtener el permiso para salir de fiesta con los amigos, que quiera ese ascenso que ha ido forjando con su trabajo o que se quiera conquistar a aquella persona que quita, y a la vez otorga, el sueño: siempre parece que las palabras se quedan cortas.

Alguno podrá decir que es culpa del que no se sabe dar a entender y sí, a veces sí, cómo puede desear ocupar un puesto más "importante" en su trabajo si no puede dar a entender el porqué merece ese puesto.

Tiene sentido, "a quien no habla dios no lo oye" (y escribo dios en minúscula para que no me escuche, a esta hora hay que dejarlo descansar).

Pero bueno, a mi no interesa hablar de fiestas frustradas durante mi infancia ni de ascensos en trabajos que aún no tengo. Mi empeño va más en el sentido de "siento un dolor aquí y no sé cómo definirlo". 

Y ya. Si esperan que aterrice en algún momento estas digresiones, creo que les voy a quedar mal, ya sea por torpeza, por hacerlos enfadar o simplemente porque "no encuentro las palabras".

Mientras me reencuentro con esas palabras que me hicieron creer que puedo dedicarme a esto de la escritura y, con suerte, ser leído; mientras busco los términos, las acciones y lo que sea necesario para reencontrarme con esa fuente de vida y poesía (esa que ya tiene nombres y apellidos)...mientras tanto, sólo puedo atinar a concluir algo:

Esto se siente como un supermercado a punto de cerrar después de las compras navideñas: Hace frío, todo es un desmadre y parece que nunca acabarás de juntar y acomodar esos carritos esparcidos por todos lados. Haces lo mejor que puedes, seguramente olvidarás alguno, provecho para el vagabundo que lo encuentre, y al día siguiente habrá que empezar de nuevo.