La fiesta termina a oscuras
entre desconocidos y tu sonrisa,
penumbra y sin sentido: terminas.
El barbero cena con el criminal,
aquellas piernas se declaran culpables,
yo camino y bebo y giro
en espirales descendentes sin fin,
uno y otro y más: lo miro
en el círculo de los asesinos.
Corro y esquivo faros, grava, destajo.
El barrio es el de siempre, pámbol.
Entre mentadas y pandillas ando
mis ojos la hayan Catedral,
entre nubes y cielo gris,
la noche se vuelve resplandor.
Sigo mi marcha, pesado ascenso
sin final...
Ya me voy, dicen, es hora de trabajar.