29.7.14

Estertores

Sé a cava, dice a julio el borracho y los presentes no saben a bien qué idioma enuncia. Los pasados lo recuerdan, enamorado o algo parecido, tantos sentimientos se parecen entre sí que uno termina por sentir todo y nada a la vez. Los futuros lo lloran y se lamentan, aparentemente de manera sincera por no haberlo adivinado, por no haber evitado la tragedia. Pero la tragedia, leerán en algún texto de los pasados los futuros, no se evita, es destino, manifestación de la libertad, problematización sobre ella. No están seguros de creerlo, pero los viejos libros lo dicen y algo hay que creer, aunque la duda mate y la certeza té. Infusión de pensamientos, sentires y preguntas se agolpan en las cabezas presentes, como siempre y para la eter ni dad, ni má, ni nada. Ni chou.

Pero el borracho sigue hablando y la atención se mudó a estas palabras. Error. Cambiamos la voz por el papel, la vida por la apariencia, por la comodidad del monitor, de los reflectores atemporales. Sigue hablando palabras inconexas, convulsionadas, el amor perdido en aquellas frases, la violencia encontrada en aquellas otras. Bebe y se agota de a poco el contenido, se cansa y se desborda. Tiene hambre y come y llena el plato para vaciarlo incontables veces, pero el hambre sigue postrado a su lado, mirando de frente como retando al tiempo que reprocha; él no sabe qué pero se siente culpable y baja la vista y levanta el vaso, inclina el cuerpo y vierte el liquido.

Me ve escribir, la mirada se enciende, cobra un color blanco, como este papel bond, cobra y nadie paga y el blanco se ennegrece y las pupilas destellan rabia, sigue mirándome. Increpa, parlotea, se desdice, recomienza; su voz se vuelve un tac, tac, tac, acompasado. Injuria, bebe, crea, destruye y sigue bebiendo. Yo escribo, lo miro de frente, sin demasiado temor, con un dejo de lástima y asco, con dudas, con preguntas que prefiero no escupirle en la cara, con palabras que es mejor mantener sin respuesta. Me mira y lo miro, habla, escribo, me provoca, aprieto el lápiz, quiere gritar algo y se desgarra, trazo en mayúsculas algo en otro idioma, miramos a la vez presentes pasados y futuros, alza el vaso, doy un trago y cerramos los ojos para no verme más.

17.7.14

Instrucciones para fumar

       1. No lo hagas.
No hay mejor instructivo que éste. 

Ya que si, a pesar de toda advertencia pintada con ratas, fetos deformes y tráqueas deshechas, insistes en el “placer sensual”, creo que puedo ayudarte.
Lo ideal es empezar a fumar en un billar, con nombre rimbombante u original, Kalikosmia, por ejemplo. Si tienes unos tragos encima es mejor, más fácil. Nunca falta el amigo que te invita. Entonces tu cerebro dirá ¿sí es tan complicado como dicen? ¿De verdad sentirás que te ahogas? Y de pronto te atreverás a dar ese pequeño gran torpe paso: Pues va, dime cómo le hago.
Te darán instrucciones, el cómo el cuándo y quizá el porqué, tú, con unas cheves encima, asentirás con la cabeza y pensarás: “es cosa de niños”. Es entonces cuando hay que prestar atención. Tenderán el cigarro ante ti, ofrecerán su efímera lumbre y habrás de mostrar que “somos hombres, no payasos”.
Casi siempre será alguna marca conocida e inspiradora de películas gays western, o con dibujo del desierto (mensajes subliminales incluidos). Tienes que aceptar y llevar el filtro a tu boca, encender el mechero y aspirar, uuufff, hacer como que tragas saliva, pensando en que te tragas el mundo, tu futuro, tu salud, tu vida y demás. Tenés que atorar el humo en algún rincón de tu pescuezo, para, después, exhalar, deshacerte de los miedos, de los prejuicios… nada de cáncer, enfisema y tantas cosas que has escuchado en tantos lados; sólo importa que salga el humo sin morir en el intento.
¿Lo lograste? Bien por eso, “Bientos”. Ahora puedes presumir ante tus amistades que sabes fumar, que no te ahogas, que has aprendido. Es hora de saber elegir qué fumas y qué no.
En las salidas de los metros te encontrarás cajetillas de a diez varos. Sólo son recomendables si quieres practicar, el sabor no es el óptimo, el aroma no es bueno, la sensación se resume en un: ni modo, no me alcanzaba para más. Ni modo, tú sabrás.
Lo mejor es empezar con Marloboro o Camel, pero no te quedes con ello. Aguas, si fumas Delicados es posible (a mí me ha pasado) que después de ellos los demás te sepan a nada. Existen mentolados, ligeros, largos, de clavo, cubanos….
Yo los vendía durante la Prepartoria, cuando todavía no estaba penalizado fumar en la benemérita prepa 9: Mi look medio punk, medio grunge, medio rasta, medio tanto y nada. A veces sacos y gabardinas en las que cabían tantos cigarros: Camel para no errar, Cohiba para los que sabían, Azabache si te gustaba el clavo, Marlboro, Delicados, y Montana (nomás para tener variedad).
Ahora bien, ¿no sabes cuándo fumar?, fácil: en la tele te venden que después del sexo, fumar es lo mejor. Fuma y presume tu aparente actividad coital. “Fumando espero a la que tanto quiero”, fuma y espera, mientras la amada llega no está de más atraer la atención de alguna que otra jóvena apantallable.
Fumar te hace bajar de peso, fumar te quita el hambre, fumar te da elegancia, fumar te llena de un olor a alquitrán difícil de quitar, fumar te vuelve estéril, fumar te crea una imagen (cuidado), fumar te da y te da y te quita y no devuelve. Fumar es adictivo, por más que digan tus amigos.
En días lluviosos se agradece el cigarro, en días de frío o de hastío se agradecen. Con el calor no se llevan, aunque es cuestión de actitud, se puede fumar en la playa, en el desierto, en la sábana. Todo depende.
Llevo 9 años fumando, ¿quieren mi opinión de profesional? No fumen.
Y ya, si fuman que no sea por presión. Siempre es preferible, y sabe mejor, el cigarro de marihuana (dicen, dicen).
Pero no me hagan caso, sólo sufro un poco del síndrome de abstinencia. Si fuman, fumen bien. Si lo dejan de hacer, mejor todavía. Yo fumo y es lo que hay, y mientras espero a aquella mujer, sólo me queda fumar, y fumar, y esperar.
Fumando espero a la que tanto quiero,
Y te miro, tus ojos de alquitrán,
Tus piernas sin filtro,
Tu vos de nicotina, adictiva,
Que me da muerte y vida
Y placer y llanto,
Y te miro, no sé dónde estás
Pero te adivino feliz
Y paciente, yo te espero,
Y fumo y sé que volverás.

Tan, tan.



15.7.14

¿Dónde quedó?

El mundial de futbol (quizá haya otro) ha terminado y ahora, 1:41 del recién parido martes, caigo en la cuenta de su fin. Me viene a la mente esa cita que tanto he escuchado, no logro recordar de quién es pero dice algo así: el futbol es ese deporte donde juegan once contra once y siempre ganan los alemanes.

Ganó el juego bonito y propositivo, lástima por Messi, aunque le dieron ese inmerecido premio de consolación. No parecían once contra once, un par de jugadores no pueden hacer lo que sus compañeros no (aunque sí los llevan a la final), y sí, ganaron los alemanes.

En medio de este no saberme sin mundial pienso en algunas personas que sin duda se habrán alegrado una enormidad por el resultado del partido. Por mi parte, no sé bien cómo era eso de vivir sin mundial, medio empiezo a darme cuenta y no me convence del todo. Incluso lo poco que escribía lo hacía pensando en el redondo y las patadas que convierte en euforia.  Habrá que cambiar de tema mientras tacho los días del calendario, sólo son 1423 para Rusia 2018, ni más ni menos (y la cifra me hace pensar en una posible formación).

Y nada, las injusticias y los caprichos se dan en todos lados, pero también las sonrisas. Ahora les sugiero airadamente que me recomienden tema de conversación.  El chiste, dicen seriamente, es persistir, no claudicar, escribir y escribir, hacerlo bien, entregarse al texto o de plano no hacerlo y dedicarse a otra cosa. Yo quiero ser necio.


Y como buen necio, puedo contar la misma anécdota de siempre, la que sólo pienso y jamás he compartido. Decir en principio, porque sin un buen comienzo no hay final digno de la memoria, que amanecí en un lugar que no era el mío pero me sentía de maravilla. Había tanto por ver, por hacer, por probar y recorrer, el pequeño gran paso, a mi manera; pero me volví y la vi y me perdí y no supe que fue de mí, pura sonrisa.

Un día soleado comenzaba, la búsqueda del mercado, los reclamos superados del día anterior, el preludio de los que estaban por venir, su mano, mis silencios, sus labios, mi vida, su andar seguro, mi por un segundo de tu tiempo doy el mundo.

Uno puede describir cada detalle de un día específico, hora por hora, sitio por sitio, cada mirada y cada abrazo, pero tiene razón, es mejor cuando se vive. Las palabras suelen no bastar, algo se pierde, desde que el aire despeina su cabello hasta que yo escribo la primera letra pasa tanto que no es igual. Pero podría intentar contagiar la maravilla de aquel insecto posado sobre una blusa exhibida a media calle, insecto desconocido e inmóvil, apenas se puede adivinar que respira y observa, que se da su tiempo para pensar y maravillarse por el lugar en el que se encuentra. Se deja observar y nada más le importa, sólo ese instante en que se sabe vivo y amaga con dar un paso. Pero no se mueve, y lo observo y ella también, y aquel y tantos más. Es un puesto alejado del bullicio infaltable en las ciudades, pero nuestro latir lleva ese otro ritmo más agitado, más apresurado; el insecto está por revelar su secreto, la epifanía que cambia vidas o las termina, está por dar ese paso que le da sentido a la existencia… pero no hay tiempo, creemos que no lo hay, volteamos a otro lado, abandonamos la espera y miramos a nuestro alrededor. De pronto pasa, mis ojos se cruzan con los de ella, desaparece el insecto, los transeúntes, las blusas, el sol.


Y el secreto de la vida deja de importar cuando la vida se posa ante uno, no importan los cerrojos y misterios, esos ya irán desapareciendo, uno a uno, cuando la bombilla de la noche se apague.

8.7.14

Lo dijo un pasajero

Un tiradero de luces y cal,
entre polvos y aullidos:
bienvenido a la ciudad

Miro tus piernas pasear
ágiles y decididas,
los flashes te disparan
y se giran, más y más,
la esquina condena
al suspiro del olvido.

Los titulares anuncian el descaro,
el robo y la expropiación,
Esperanza hace cuentas,
sueldo mínimo, impuestos y comida,
las vacaciones en la playa esperan
y el dos por ciento anual
no le devuelve la sonrisa.

Un tiradero de sueños titila
y el cansancio a vuelta de rueda,
a ritmo de asalto y banda,
llega a su casa rendida.

Un tiradero de porvenir
poco a poco se apaga
y el sueño que llega y no
quién sabe
mañana será mejor.

4.7.14

Breves mundialistas

Coincidimos, salir en pleno partido definitorio con que un gol recuerda a un poema (que ni se recuerda) es una reverenda cubetada de agua fría. Tan bonito que es mirar el partido y guardarse las payasadas para una entrada de blog, o qué sé yo.

Por otro lado, no lo puedo evitar, miro al balón rodar y te pienso: dios es redondo.

El amor es fútbol

Empieza el deporte más bello del orbe. El silbatazo inicial como un chillido del recién nacido, nervios y alegría, disputa entre vida y muerte.
Llega la primera falta y el mundo abuchea mi error. Logro adueñarme del balón y tu pierna se interpone en el momento exacto, deporte de contacto. Nos damos la mano, una nalgada, un casi abrazo.
Tus palabras ahora son tiro libre indirecto, me miras y la barrera no sabe cómo cubrirse: disparas, me arrojo, en el fondo deseo tu gol, el público enmudece: choque, caemos al pasto, rodamos, el pasto quema como tus labios, muérdeme.
Después de correr y empapar las camisetas, tras perseguirnos e invitarnos al ataque, después de la amarilla y el saque de manos, ya que han pasado nuestros respectivos cambios, el tiempo se agota y el marcador sigue igualado... el juez mira su reloj, levanta las manos y pita: habrá tiempo extra y lo que haga falta, debe haber un vencedor.

Nacho dice que no hay un vencedor ni un vencido sino sólo supervivientes... me acordé.

Te iba a escribir un soneto pero se me atravesó una cita de Borges, después de su asistencia de gol: "Pura Vida", mujer, pura vida.

Que les temblarían las piernas, decían, Guardado respondió con gol; a veces me pienso lo mismo cuando te miro, yo sí te miro y tiemblo, necesito un bastón, o un pase del hermoso.

Miro el brillo de tus ojos, la magia de tu sonrisa y pienso: no hay duda, yo también sería clavadista.

A veces hay que arrojarse de cabeza y que la física haga lo suyo, van Persie anota tremendo gol, yo no termino de caer.

Te miro andar como nadie, como en sueño: ta, ta, ta, barrilete cósmico, ¿de qué planeta viniste?

Cuando creo que lo hago bien y estoy por alcanzarte se atraviesa Klinsman y mir piernas de Lara; se interponen barras y estrellas (más mi mala puntería); estoy por tocarte y sale lo López (...Maxi); Lo Osorio le gana a lo Chicharito (poco aguerrido lo de Aguirre); y dos Santos no bastan: te escurres como holandés en la fosa. Pasa, pasa y no hay gol, pasa el tiempo y no logro retenerte, te vas a cuentagotas.

Más que piojo necesitamos una pulga.

A nuestro Bolaño le faltó una S, o no ser Chespirito.

Como siempre la cumbia se impone a la fiesta, hoy no son ángeles azules sino uno: amarillo: James (y no se pronuncia en inglés).

Países bajos goleó a un país hundido, al nuestro, en similar situación sólo le ganó por un gol.

¡Ay gallito, cuánta falta hizo tu cresta!

La influencia de Pep ahí está, aunque les pese, y el juego bonito se impone, y Alemania parece más brasileño que el local (a veces).

Los árbitros son una fiesta aparte, aunque nadie la disfrute y México, dicen, sea la botana.

[Había más breves pero en 8 horas empiezan los cuartos de final... Y por último, quizá no lo han leído (suficiente), no, no era penal]