24.12.12

La vida es eso que pasa mientras esperas el milagro navideño

...es los vagones que pasan de largo y no consigues abordar.

Hoy es 24 de diciembre. 
Escribo desde un anden cualquiera del Metro de la Ciudad de México. 
Espero, miro el reloj digital, siempre uno o dos minutos adelantado, del otro lado del anden. A esta hora no hay mucha gente, algunos despistados con prisas haciendo las compras de última hora, terminando de preparar todo para la noche, para la llegada de aquel niño al que parecen todos querer más allá de creencias y dudas. Una señora corre para treparse al tren antes de que parta, sólo la mitad de ella lo consigue y entonces comienza el forcejeo con la puerta, logran abrirla y entra.
Yo miro todo en la distancia, un tanto ajeno, otro tanto indiferente. Sigo esperando el fin del mundo seguramente. Pero una niña con diadema de reno de espabila. Se parece a alguien. A quién.
Comienzo a pensar en niñas famosas, cantantes, actrices y similares, obviamente omito a todas las que aparecen en los programas de la televisión, esos donde tratan de alcanzar un sueño o inspirar lástima por alguna discapacidad que tengan, para conmover nuestros insensibles corazones para que nos desprendamos de algunas monedas, una vez que el corazón suspira tantito es más fácil regalar, dicen.
Recuerdo al niño de The Walking Dead y algo que leí sobre la manera en que la televisión mexicana trata y retrata a los niños como si fueran subnormales o retardados o incapaces de entender lo que pasa a su alrededor (como esa manía de hablarles estilo "gugu tata" a los niños que tanto me molesta, pero eso es otra cosa).
Mientras todo esto pasa alcanzo a levantar la mirada una vez más y ver a la niña marchándose en el séptimo vagón. Esta vez la veo con más prisa que detalle. Ya su rostro es más bien borroso, puede ser cualquier niña o niño, basta ponerles diadema de reno y listo.

Volvamos a la nochebuena, las noches buenas. Miro mis pies extendidos a lo largo del pasillo, ya no sé cuántas veces han estado ahí, ansiosos, pacientes. Pero hoy no será, aunque podría ser. Debería serlo...

Los recuerdos se arremolinan, andan por todos lados, llenan los pasillos, las vías, las caras hasta entonces ajenas. Como cuando espérola. Todo se colorea raro. Como una pintura expresionista (imagino, no sé mucho de pintura). Se embellece el mundo, o al menos el que tengo al alcance de los ojos. Siempre pasa igual, todo se transforma presagiando su pronta llegada.

Pero hoy no, hoy no llegará, después quizá. Lo más sensato será ponerme de pie y andar rumbo a mi casa, rumbo a alguna casa.
El anden pierde su colorido particular y vuelve a ser el mismo de siempre, salgo, "rumbo al corazón", diría la canción pero no. Hoy no, hoy salgo rumbo a...

No sabe pero igual ha de llegar. Alcanzará su laptop y leerá lo escrito con la mayor de las vergüenzas. Los escritos navideños no son lo suyo. Pero les desea lo óptimo, así como él se lo desea también. 

Un artista anónimo asegura que más o menos así es como se ve el anden en la cabeza del personaje cuando ELLA está por llegar....¿volverá?

4 comentarios:

  1. :) ando en el df y me gusto tú escrito, estando aquí me lo imagino todo mejor. Irene

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  3. La eterna espera, luego se olvida qué es lo que uno esperaba.

    Feliz navidad, mi estimado.

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  4. me encanta como se ve todo en soledad.

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