15.12.12

A por Todo

—De aquel lado no, allá no está bonito.

No lo había entendido, a él todo le parecía igual de bueno y bello, seguramente por culpa de ella. De la que dijo que por ahí no.

Pero él era lento, tardó en comprender. Hoy se encuentra de aquel lado y ciertamente no le parece bonito, más allá de la Iglesia de La Soledad, fuera de ella es donde siente, paradójicamente, la soledad. 

Ahora deambula y vaga sin salir de casa, se pierde en pensamientos inconclusos, en mapas por descifrar. Recuerda que la iglesia, frágil, centenaria, apenas se sostiene, se encuentra en plena y urgente restauración. Más abajo de su cúpula cuarteada, un papel pegado en la pared le pide no orinar dentro de la iglesia; lógico, piensa.

Hoy, de aquel lado, del poco amable, está seguro de algo. Tiene la certeza de volver a ella, de ayudar a reconstruir y de no mear donde no es debido. Sabe que su salvación, no en el sentido católico precisamente, está en esa iglesia de alma vieja y tintinear hermoso, sabe que es ahí, con ella. Sabe que no toda soledad es mala ni evitable, pero sabe que esa que carga por haber desviado el camino y posarse del lado no bonito debe esquivarla. Está seguro de que sólo yendo a La Soledad puede salvarse de la soledad. Y no sólo es salvarse sino hacer lo correcto también, reencontrar la sonrisa, hacerlo bien. 

El joven ya cogió sus cosas y comienza el largo viaje de vuelta. Es raro que la gente se sabotee pero sucede. Él, por lo pronto, ya sabe cuál es su destino, cómo retornar a la casa. Ha dejado atrás lo prescindible. También es raro que la gente retenga cosas que sólo frenan y desvían, que tarden en soltarlas un poco para avanzar...pero sería estúpido no hacerlo.

Las personas lo miran andar y no apuestan un quinto por él, desquintado le dirían quizá...pero allá va, trata de volver a ella y poco a poco se aleja de la vista de curiosos y pesimistas. Allá va, sigue el mapa que ha trazado y sabe que llegará, tiene que hacerlo, de aquel lado no es bonito, se repite imaginando la voz de ella...

Se dice que aquí es a donde el joven busca retornar, no cual rey de TLOR
sino como el mortal que es y se sabe. Quizá el lugar sea otro y este blog
está mal informado. Como sea, lo único cierto es su certeza y su convicción
de que ese es el camino, de que ahí debe llegar para, definitivamente,
ya no cruzar caminos non gratos.
«¿Y si se cae a pedazos? o y si la escuela de a lado o las guajolotas ausentes
...que todo se derrumbe pues, somos y estamos "de todo lo demás yo puedo prescindir". 
Porque te tengo y no, porque te pienso...»

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