23.10.14

Vivos se los llevaron

Uno, dos, tres, cuatro, cinco, seis, siete, ocho, nueve, diez...

La manifestación del 22 de octubre (feliz cumpleaños a mi hermano) empezó a las seis, encabezada por padres de los normalistas desaparecidos en Ayotzinapa. El sonido de una camioneta anunciaba el orden de los contingentes. Comenzaron a avanzar lentamente mientras contingentes de diferentes escuelas continuaban llegando. Frente a mí pasa la UAM Iztapalapa, alcanzo a ver a uno de mis vecinos; detrás el INBA aparece, realizan un pequeño performance mientras esperan su turno para avanzar. "Parece mentira, llego contaduria", gritan un pequeño grupo de la UNAM que hace su arribo. Sobre la banqueta, supongo que para unirse con los demás normalistas que encabezaban la marcha, llegan varias escuelas normalistas, los más animados son los de Educación Física, yo también traigo silbato, pienso, mientras los miro pasar al tiempo que a nuestros pies un estencil pinta con negro "Vivos se los llevaron, vivos los queremos", o algo así.

once, doce, trece, catorce, quince, dieciséis, diecisiete, dieciocho, diecinueve, veinte...

Los contingente siguen tratando de avanzar y de agruparse para, por fin, salir rumbo al Zócalo. Son como las siete de la tarde y comienzan a encender antorchas, todavía frente al ángel. Es tanta gente que el tiempo quietos parece interminable, sin embargo los gritos continúan y el animo parece no menguar. El contingente de las distintas UAM se reune y sigue rodeando al ángel; finalmente, después de dos horas, ya están donde empezaron pero con rumbo al Zócalo. Es el último contingente, detrás sólo hay noche y algunas personas de limpieza que quieren terminar su trabajo temprano.

veintiuno, veintidós, veintitrés, veinticuatro, veinticinco, veintiséis, veintisiete, veintiocho, veintinueve, treinta...

Un par de glorietas más adelante se escucha un shhh que impone el silencio a toda la manifestación. Sólo silencio, veladoras y los pasos que algunos acentúan, se estremece la vida. Algunos levantan el puño o hacen la V de la victoria, De pronto el silencio se rompe de golpe, pienso en los disparos que a veces escucho desde mi casa entrada la madrugada, "Vivos se los llevaron, vivos los queremos", grito unisono que inunda Reforma, de a poco, contingente por contingente, indignación por indignación nos sumamos todos al mismo grito. Más de dos horas caminando y hasta entonces las piernas se vuelven frágiles. Entonces el silencio se vuelve total de nuevo, observo algunas pintas en bancos y edificios, otros rostros familiares de la escuela, pasos y más pasos.

treinta y uno, treinta y dos, treinta y tres, treinta y cuatro, treinta y cinco, treinta y seis, treinta y siete, treinta y ocho, treinta y nueve, cuarenta.

Llegamos a la Alameda, junto a mí, sobre la banqueta una señora nos observa acompañada por dos niñas, levantan una mano, la señora, con la otra, sostiene una veladora, y llora, llora como si los desaparecidos fueran suyos, como si los manifestantes la representaran, como quien se niega a vivir en dolor, llora.

El silencio se convierte en gritos, fuera Aguirre, fuera Peña, alerta, alerta... Frente a Bellas Artes chavos del INBA realizan algún acto, el paso rumbo al Zócalo sigue lento pero la mayoría persiste, los menos salen rumbo al metro, rumbo a sus casas, ellos sí, rumbo a casa.

Se escucha un cristalazo en 5 de febrero, contra Bancomer, enseguida chiflidos y gritos en contra, no pasa a mayores (ni arrojan una veladora adentro como sugiero). A una cuadra del Zócalo el silencio reina de nuevo: veladoras y puños encendidos contra la noche y la impotencia se levantan, a los costados flashes, aplausos y miradas contagiadas de dolor. Nos recibe un Zócalo a medio llenar, la gente comenzaba el regreso mientras nosotros seguíamos caminando. Hay veladoras rodeando fotos de los 43 desaparecidos. Llegamos, al fin, son casi las once de la noche y aún había mucha gente: "...a la cachi cachi porra, pim pom, pim pom porra, UAM, UAM, ¡Gloria!" nos recibe un grupo del IPN. Aplausos, gritos y silbidos.

cuarenta y uno, cuarenta y dos, cuarenta y tres...

Minutos después, veladoras colocadas y contingente reunido, se emprende el regreso. Muchos permanecen en la plancha, más tarde me entero que un letrero enorme de "Fue el estado" se coloca en el Zócalo. Nosotros hacemos "metro popular", nadie paga, todos pasan. Después de más de cuatro horas los ánimos no decaen.

¡Justicia!


[Termina la manifestación y queda un sabor dulce-amargo. El intento es honesto, la acción comprometida pero la efectividad del mismo lo pone a uno a pensar. Habrá que radicalizar las acciones, los cristales son daños colaterales, como ellos dicen, se deben cambiar de fondo la cosas. Que sindicatos se sumen, que AMLO, ojalá, se dejara de tonterías y medias tintas, que la sociedad actúe, aún queda mucho, demasiado, por hacer. Por lo pronto creo que marchar con tantos, para comprobar que se camina de la mano de tantos dolores y búsquedas de justicia es grato, queda mucho por hacer.]

¡Vivos los queremos!

#Ayotzinapa
#TodosSomosAyotzinapa
#22deOctubre2014
#Faltan43

"Nos quieren en soledad nos tendrán en común"
Nacho Vegas, firmante de la carta de académicos y artistas
 que exigen solución al caso de los 43 desaparecidos en Ayotzinapa

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