Un tiradero de luces y cal,
entre polvos y aullidos:
bienvenido a la ciudad
Miro tus piernas pasear
ágiles y decididas,
los flashes te disparan
y se giran, más y más,
la esquina condena
al suspiro del olvido.
Los titulares anuncian el descaro,
el robo y la expropiación,
Esperanza hace cuentas,
sueldo mínimo, impuestos y comida,
las vacaciones en la playa esperan
y el dos por ciento anual
no le devuelve la sonrisa.
Un tiradero de sueños titila
y el cansancio a vuelta de rueda,
a ritmo de asalto y banda,
llega a su casa rendida.
Un tiradero de porvenir
poco a poco se apaga
y el sueño que llega y no
quién sabe
mañana será mejor.
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