1. No lo hagas.
No hay mejor instructivo que éste.
Ya que si, a pesar de toda advertencia pintada con ratas, fetos deformes y tráqueas deshechas, insistes en el “placer sensual”, creo que puedo ayudarte.
Ya que si, a pesar de toda advertencia pintada con ratas, fetos deformes y tráqueas deshechas, insistes en el “placer sensual”, creo que puedo ayudarte.
Lo ideal es empezar a fumar en un billar, con nombre
rimbombante u original, Kalikosmia, por ejemplo. Si tienes unos tragos encima
es mejor, más fácil. Nunca falta el amigo que te invita. Entonces tu cerebro
dirá ¿sí es tan complicado como dicen? ¿De verdad sentirás que te ahogas? Y de
pronto te atreverás a dar ese pequeño gran torpe paso: Pues va, dime cómo le
hago.
Te darán instrucciones, el cómo el cuándo y quizá el
porqué, tú, con unas cheves encima, asentirás con la cabeza y pensarás: “es
cosa de niños”. Es entonces cuando hay que prestar atención. Tenderán el
cigarro ante ti, ofrecerán su efímera lumbre y habrás de mostrar que “somos
hombres, no payasos”.
Casi siempre será alguna marca conocida e inspiradora de
películas gays western, o con dibujo del desierto (mensajes subliminales
incluidos). Tienes que aceptar y llevar el filtro a tu boca, encender el
mechero y aspirar, uuufff, hacer como que tragas saliva, pensando en que te
tragas el mundo, tu futuro, tu salud, tu vida y demás. Tenés que atorar el humo
en algún rincón de tu pescuezo, para, después, exhalar, deshacerte de los
miedos, de los prejuicios… nada de cáncer, enfisema y tantas cosas que has
escuchado en tantos lados; sólo importa que salga el humo sin morir en el
intento.
¿Lo lograste? Bien por eso, “Bientos”. Ahora puedes
presumir ante tus amistades que sabes fumar, que no te ahogas, que has
aprendido. Es hora de saber elegir qué fumas y qué no.
En las salidas de los metros te encontrarás cajetillas de
a diez varos. Sólo son recomendables si quieres practicar, el sabor no es el
óptimo, el aroma no es bueno, la sensación se resume en un: ni modo, no me
alcanzaba para más. Ni modo, tú sabrás.
Lo mejor es empezar con Marloboro o Camel, pero no te
quedes con ello. Aguas, si fumas Delicados es posible (a mí me ha pasado) que
después de ellos los demás te sepan a nada. Existen mentolados, ligeros,
largos, de clavo, cubanos….
Yo los vendía durante la Prepartoria, cuando todavía no
estaba penalizado fumar en la benemérita prepa 9: Mi look medio punk, medio
grunge, medio rasta, medio tanto y nada. A veces sacos y gabardinas en las que
cabían tantos cigarros: Camel para no errar, Cohiba para los que sabían,
Azabache si te gustaba el clavo, Marlboro, Delicados, y Montana (nomás
para tener variedad).
Ahora bien, ¿no sabes cuándo fumar?, fácil: en la tele te
venden que después del sexo, fumar es lo mejor. Fuma y presume tu aparente actividad coital. “Fumando espero a la que tanto quiero”, fuma y espera,
mientras la amada llega no está de más atraer la atención de alguna que otra
jóvena apantallable.
Fumar te hace bajar de peso, fumar te quita el hambre,
fumar te da elegancia, fumar te llena de un olor a alquitrán difícil de quitar,
fumar te vuelve estéril, fumar te crea una imagen
(cuidado), fumar te da y te da y te quita y no devuelve. Fumar es adictivo, por
más que digan tus amigos.
En días lluviosos se agradece el cigarro, en días de frío
o de hastío se agradecen. Con el calor no se llevan, aunque es cuestión de
actitud, se puede fumar en la playa, en el desierto, en la sábana. Todo
depende.
Llevo 9 años fumando, ¿quieren mi opinión de profesional?
No fumen.
Y ya, si fuman que no sea por presión. Siempre es preferible, y sabe mejor, el cigarro de marihuana (dicen, dicen).
Pero no me hagan caso, sólo sufro un poco del síndrome de
abstinencia. Si fuman, fumen bien. Si lo dejan de hacer, mejor todavía. Yo
fumo y es lo que hay, y
mientras espero a aquella mujer, sólo me queda fumar, y fumar, y esperar.
Fumando espero a la que tanto quiero,
Y te miro, tus ojos de alquitrán,
Tus piernas sin filtro,
Tu vos de nicotina, adictiva,
Que me da muerte y vida
Y placer y llanto,
Y te miro, no sé dónde estás
Pero te adivino feliz
Y paciente, yo te espero,
Y fumo y sé que volverás.
Tan, tan.
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