Desde ultratumba, queridos,
vengo a mi historia contar:
es la tragedia de junio,
la una en punto, hora local.
Es un domingo familiar,
hay botana, café y pan,
millones de esperanzados
el partido va a comenzar.
Entre tanto alboroto anda
la parca toda de negro,
espera el momento exacto
para el masivo sepelio.
Después de mucha lucha,
de patadas, gritos: juego,
pisé por fin el terreno:
México anotó primero.
La muerte no lo esperaba,
Giovani no lo creía,
el quinto partido estaba
a la vuelta de la esquina.
Después, orden divino,
el no creérsela, temor,
tras la euforia Piojo ordena:
once a cuidar el marcador
Sneijder al ochenta y siete,
dispara fuerte y sin marca,
la parca retoma aliento,
¿a quién le toca guadaña?
México: cae la esperanza,
yo llego de nuevo,
de la mano de un clavado,
¡penalti!, dice el de negro.
Coraje y lamentos llegan,
del inframundo hasta el cielo,
¡puuuto! repiten en coro,
once pasos, ay, el duelo...
El clavadista con saña,
marca a millones su destino:
"el mundial se les acaba",
el dolor es infinito.
La parca con gran sonrisa
marca el gol, fin del partido:
"Holanda avanza y los de verde,
para variar, vienen conmigo."
Faltó poquito, sólo un gol,
a la otra la armamos: final
destino es ser campeón.
se repiten con harta
y vana y santa devoción.
La muerte ríe incontenible,
y cien millones entre llanto,
repiten tristes desesperanzados
no era penal, nos han robado.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario