También, como
Ignacio González, no el futbolista (aunque no juega nmal el león
guanajuatense), he buscado mancarme de alguna manera. Resultó que ya estaba
bastante mancado y no había mucho por hacer.
Por acá me
recuerdan que apenas falta una semana (hoy un par de días) para que dé inicio
la justa mundialista del deporte más hermoso del mundo. En la banca estoy y me
siento manco. Sospecho que la mitad de la selección (mexicana al menos) se
siente igual. De qué otra manera se podría sentir ese breve ejército que sabe
las ilusiones de un pueblo desilusionado sobre sus hombros.
Los hacen
creer gigantes cuando en realidad son apenas molinos de viento, de esos que
resultan imprescindibles pero infactibles en la tierra que del oro negro (ese
desgastado y en vías de extinción) depende tanto.
Me quise
mancar y me descubrí en un país de mancos. Y todos saben que en país de mancos
el portero es rey. Pero, aun así, me quise manco y la realidad me dio un
balonazo en el rostro, rostro egoísta y de frágil memoria.; pero, qué se puede
esperar de alguien que vive en un país que apenas sabe medio escribir y medio
leer. Habría que empezar por el ABC que nos enseñaban en la primaria, o antes.
Pero no hay
manera, saltamos de la guardería al mentado bullyng, de las reformas a los
circos, de los halconazos al chisme de los espectáculos. Cuánto por recordar,
cuanto que se nos pasa de la noche al alba. Incluso esta entrada en mi blog a
ratos se me presenta más como un berrinche por no tener mi álbum mundialista
que como otra cosa. Cada quien se manca como puede y como su situación se lo
permite.
Ya habrá otro
espacio para divagar, por ahora mi cabeza ya sólo atina a repetir una cancioncita
que escuché en la primaria. Es curioso, según Youtube (después de 16 años la
vuelvo a escuchar), la canción que un compañero mayor que yo por dos años
cantaba mientras estábamos formados para participar en una justa, no
mundialista sino “del conocimiento”, tenía cuatro años de antigüedad. Supongo
que fue un éxito enorme y por eso duró tanto tiempo en su cabeza. También
sospecho que yo era más distraído o no prestaba atención a los comerciales de
Tecate. Pero bueno, como dije, hasta la memoria la tenemos mancada. Como no soy
envidioso, les dejo esa canción:
Salud.
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