Prometieron quererse mientras el frío existiera
Esto que lees ya no soy yo, somos el
eco de ayer, de hace un siglo [de un par de años], como dice aquel argentino
común a ti, a mí y por qué no, a ese que nos mira en la distancia.
Somos la historia que empieza sin saber
dónde, hasta llegar al Cali-maya que nadie entiende. Ese lugar donde se
construyen tantas casas y aún así se reconocen, lugares donde no alzas la mirada
para evitar miradas inquisidoras. Por otra parte, siempre es preferible
perderse en miradas que sólo se sueñan en la distancia, que de tan reales y
próximas no creemos y hasta evitamos.
Lugares e historias de un pasado
cercano que el frío torna presente, que cala en los huesos horas después, quizá
para siempre. El frío sirve como metáfora, como bofetada de guante nevado, como
pretexto para sentarse lo más juntos posible.
Después de todo el frío persiste,
todas estas palabras pudieron ser tuyas, esto que lees es el recuerdo del
mañana, de más adelante, como dice aquel
cantante que aún no canta y que te hará pensar en mí, en el otro o en ella que tanto
se cuida del frío.
Sabes cómo digo que te quiero
cuando hablo del frío,
sabes que esto
es para ti sin tener que mencionarte
Por que alguien ya bendijo a tu madre y a la muerte
antes que yo, porque sabes y si no lo inventas.
El dolor pasará y llegará el sábado tan esperado,
tu sonrisa seguirá iluminándolo todo,
esos ojos derretirán mis ansias again,
te sabré cercana y ajena, querida
y mostrarás aquella cruz terrible en una esquina
tendremos una despedida como no queriendo,
donker se tornará todo y de nuevo nos
envolverá el invierno.
[Porque
el tiempo pasa y seguís ahí, porque el rencuentro será y florecerán sonrisas,
por eso: gracias y un abrazo]
¿Por qué dejé de leerte? He vuelto.
ResponderBorrarQuizá la desaparición temporal de mi blog influyó. Gracias por volver, ya no te vayas. Saludos.
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